sábado, julio 10, 2004

LA SOPORTABLE BREVEDAD DEL SER: AUGUSTO MONTERROSO Y MIKE TYSON

Esta comparación de primer momento parece imposible, pero rápidamente advertimos que no lo es. El escritor guatemalteco Augusto Monterroso y el boxeador norteamericano Mike Tyson tienen, en sus respectivos oficios casi antípodas (escribir y boxear), más de una similitud. Sus nombres deberían aparecer en el diccionario como ejemplos de brevedad y contundencia, puesto que, siguiendo sus trayectorias, no es difícil establecer una evidente analogía entre el hombre de hierro y el menudo dinosaurio. En realidad, las coincidencias están ahí, fulgurando en el firmamento, exigiendo que algún observador saque a la luz esa evidencia tan clara.

Monterroso escribió el cuento más corto de la historia de la literatura y Tyson ganó la pelea más rápida de la historia del boxeo. Ambos, a su manera, solían dar zarpazos letales y contundentes y sus esfuerzos siempre eran coronados por la brevedad y la eficiencia máxima para conseguir demasiado en poco tiempo, en poco espacio. Uno eligió el camino de la literatura, que desarrolló magníficamente gracias al predominio de su inteligencia y sensibilidad sobre sus escasas habilidades físicas. El otro, en cambio, era la expresión más pura de la violencia y la fuerza física descomunal, que supo aprovechar por encima de su limitada inteligencia.

Augusto, con una frase magistral, es capaz de hacernos soñar. Mike, con un cruzado de derecha, téngalo por seguro, también nos pondría a soñar. Aunque por distintos caminos, ambos llegaron a la misma escueta conclusión: para qué hacer extenso algo que puede ser breve.

No se necesita golpear muchas palabras para elaborar una gran historia, como tampoco se necesita escribir muchos golpes para ganar el título mundial de los pesados. El guatemalteco escribe un cuento de una línea y se lleva el reconocimiento mundial, mientras que el norteamericano gana combates en 50 segundos y es ovacionado en los cinco continentes. Parece injusto, pero no lo es tanto si supiéramos lo que hay tras los bastidores de cada breve historia. Para escribir "El Dinosaurio", el famoso cuento más corto del mundo, Augusto Monterroso escribió y ensayó muchísimo, tanto o más que el resto de sus colegas. Mike Tyson, para noquear en un minuto a Michael Spinks en el Madison Square Garden, entrenó y sudó demasiado, tanto o más que sus colegas.

Una mole de más de cien kilos, famoso por tener la mayor cantidad de nokauts en el primer round, destella con la misma intensidad que el caballero pequeñín de anteojos, lleno de dulzura y de calma, que impregna su maravillosa literatura de una simpleza aleccionadora, irónica y punzante.

El punto final debe aparecer ya mismo. No vaya a ser que, por resultar muy extenso este ensayo, esté ofendiendo a los cultores de la brevedad.