jueves, octubre 23, 2003

EL CAMINO

Sobre los fétidos olores de la verdad que te han signado la frente con sangre bendita
He vuelto una vez más los ojos al absurdo de tu camino lodoso y espermado
Riendo desesperadamente para disimular mi tragedia
Orinándome en la vía pública una dos tres veces

También me he cagado

Y así arrastrando los pies a un pequeño jardín de ángeles de cutis suaves he llegado
Y me desangro por dentro recordando
Las ciento dos puñaladas traperas sobre mi espalda
Tu ponzoña purulenta inoculándose
En las entrañas mismas de mi alma

El tiempo no podrá vestirte de algodón blanco
Ni la falta de memoria convertir esas serpientes en trensitas de caramelo
Porque tu carita sucia de una noche lagrimosa
No se puede con trapito limpio
Ni tu locura selectiva
Con siquiatra costoso con rebaja

Sólo pernoctar bajo un puente con ácido muriático
Me liberará de esas mazmorras negligentes
Que abrirán paso entre las hojas sin sabia que cuelgan del árbol de la inocencia

Tu luz roja palpitando

Ave María Purísima

Por la conchadesumadre qué huevada es ésta
En dónde aterrizó la dulce sonrisa de agujeros en las mejillas
Se hunde en el pantano, me gritan
Y corro vuelo como un jet
Y mis manos no obedecen
Y mis piernas atrofiadas a un recuerdo se niegan a continuar
Es tarde, ha muerto, me susurran
Mis lágrimas son negras y horadan el piso

Sin pecado concebido.