jueves, octubre 23, 2003

HUBIERA


Detrás de tus pechos rosados traías una espalda lodosa
Y una alimaña incrustada en tu nuca
Succionándote
Dejando tus entrañas devoradas por cuervos negros
Que no saben otra cosa que volar como un bumerang

Acaso pudiste correr más aprisa
Limpiando tu futuro de oscuros callejones
Y de viejos de manos amarillas
Acaso pudiste gritar más fuerte
Evitando el pecado en un jardín de árboles enanos

Un gato negro había dormido al pie de tu ventana.