jueves, octubre 23, 2003

Sobre el sexo y las poses

Si el Marquez de Sade estuviera vivo no dudaría en decirnos : Muchachos, qué poco han aprendido, tanta agua ha corrido bajo el puente y ustedes no han evolucionado. Y es que desde el siglo XVIII cuando la cultura del hedonismo alcanzó su apogeo, poco a nada hemos avanzado el el terreno del placer , único camino para liberar al hombre de todas sus ataduras. De ese tiempo hasta ahora hemos aprendido a crear bombas atroces, hemos aprendido a someter al prójimo, hemos aprendido a ver el dinero como el único fin dela vida, pero no hemos aprendido a encontrar el placer.

Lo contó el doctor Daniel Aspilcueta (un Marquez de Sade contemporáneo) quien preside la Sociedad Peruana de Sexología : Una vez llegó a su consultorio la chica más triste del mundo con la seria determinación de suicidarse. Todo le parecía banal y nada la hacía sonreír, su vida carecía de sentido. El doctor le preguntó si se había masturbado alguna vez en su vida. Nunca, le contestó la chica. Pues hazlo llegando a tu casa, le recomendó el doctor. Cuando la chica más triste del mundo alcanzó el primer orgasmo de su vida quedó sorprendida y maravillada con el poder que tenía su cuerpo para producir esas sensaciones tan exquisitas, tan cercanas al cielo. Su autoestima creció y sus instintos suicidas desaparecieron.

Ya lo dijo facundo Cabral : la masturbación es la antología de nuestros mejores coitos. Pero que no queden dudas que hacer el amor es el mejor de los placeres de esta tierra, incluyendo el ritual solitario de la manopla. No importa la forma, el sexo, ni el color de la piel, el amor no conoce de prejuicios. Se los afirmo, si todas lasmañanas antes de ir a trabajar o a estudiar haces el amor con tu novia o esposa, empezarás el día sonriendo y llegarás enseñando los dientes y tus patas creerán que estás loco porque te ríes sólo y tu pensarás pobrecitos,la diferencia es que yo hice el amor y ellos no, Todo te parecerá bonito ( bonita la calle, bonita la cuidad, bonita la mierda y bonita la basura en la esquina de allá)

Con respecto a las poses sexuales, critico duramente las poses acrobáticas que resultan estéticas, mas no placenteras. Recordemos que esas poses son muy difundidas en las películas porno y como sabemos en estas películas, los directores se preocupan en satisfacer la líbido de los espectadores que babean frente a la pantalla, pero jamás piensan en los pobres actores. Ellos se desempeñan pensando en el público, y no en su propio goce.

Discrepo con aquellos que dicen que la pose del perrito es la mejor de todas. Quienes la defienden argumentan que desde esa posición las caderas de una mujer crecen y se ven espléndidas en ese plano picado, donde el hombre solo ve la cabellera que barre la espalda de su dama, una espalda que se va abriendo hasta el infinito para dar paso a las curvas magníficas de sus nalgas. Pues no, señores. Junto a un grupo de clásicos, (escuchamos a los Beatles y a los Rollings Stones) defendemos a ultranza las poses clásicas (él arriba y ella abajo o viceversa) porque estas permiten un mayor contacto entre ambos cuerpos (a diferencia de la del perrito donde sólo se contactan los genitales) . Cada centímetro de nuestra piel es una mina de oro para encontrar sensaciones placenteras. Y cada rincón del cuerpo reacciona de manera distinta frente al mismo estímulo. Cuando la mayor parte de nuestro cuerpo este en contacto con otro será mejor, podremos recibir más estímulos y estaremos expeditos para llegar al cielo de puro placer. Se los aseguro, flotarán como un ángel sobre un prado hermoso y lleno flores, le darán la mano a San Pedro en las puertas del paraíso y regresarán al lado de su amada….Entonces que quede claro : cuantas más partes del cuerpo estén en contacto cuando hagan el amor, será mejor.

Por eso cuando se fornica no sólo deben estar en contacto el pene y la vagina sino todas las partes posibles: boca contra boca, pecho contra pecho, muslo contra muslo, pies contra pies (tibios y nunca fríos) acariciándose en circulares movimientos del empeine de uno, contra la planta del otro. Uno contra otro, envueltos en sudores y rodeados de muchas palabras al oído en forma de susurros y hasta algunas groserías están permitidas, porque a diferencia del fútbol, donde utilizamos las groserías para bajar al rival, en el campo del amor, una lisurita resulta muy estimulante al escucharla.

(A Silvia Saint)