martes, agosto 14, 2007

EDGAR MORÍN EN EL PERÚ


Edgar Morin (Paris, 1921) es un intelectual considerado ‘libre e inconforme’. Polémico y rebelde, ha cuestionado las formas de investigación tal cual están planteadas hasta ahora. Su trayectoria profesional y de vida lo catalogan como un intelectual iconoclasta que busca revertir no solo los conocimientos sino el entendimiento de la vida misma.

Morin y su pensamiento complejo plantea el tejido transdisciplinario para entender un objeto de estudio, permitiendo la intercomunicación entre la ciencia y la filosofía. Por ello plantea en sus trabajos de investigación un nuevo paradigma para afrontar los nuevos quehaceres del conocimiento.

Plantea que el fenómeno que todos conocemos como ‘Mundialización’ es, mas bien, una ‘Occidentalización’ puesto que el intercambio no es bidireccional, sino unidireccional, donde la cultura de occidente (primer mundo) se impone y somete a otras culturas a otras concepciones de entender el mundo: su modo vivir, de pensar, de sentir. Es así como desde que Europa llega a América y la somete con la Conquista, comienza la Mundialización o mejor dicho la Occidentalización. Pero es un fenómeno de sometimiento antes que de intercambio.
La coartada perfecta para justificar dicha imposición de una cultura sobre otra es el concepto de ‘traer la civilización’ a los ‘bárbaros’. Un concepto absolutamente arbitrario y sesgado puesto que considerar como tales a cualquier cultura distinta a la suya es una arbitrariedad absolutamente arrogante. Es oportuno mencionar el ejemplo que cita Morin para graficar este suceso: cuando los europeos descubren que algunas tribus como parte del ritual de sus guerras, se comían a sus vencidos fallecidos, los occidentales los califican de bárbaros; sin advertir que ellos han torturado y masacrado seres vivos en nombre de la civilización (santa inquisición) es una paradoja. Un entendimiento arrogante de los colonizadores. Otra muestra de este fenómeno es la acupuntura, una forma de medicina de miles de años de tradición en la China, que la ciencia de occidente no la entiende. Y al no entenderla con su razonamiento propio y con su ciencia, la rechaza, la niega.

La conclusión se cae de madura: se suele llamar ‘bárbaros’ a civilizaciones con culturas distintas. Morín reclama el derecho de estas sociedades colonizadas a tener una cultura propia.

El humanismo, a lo largo de la historia, ha sido malentendido por el hombre, asumiendo que su misión es la de dominar la naturaleza. Dominar, o mejor dicho depredar los recursos naturales, atentando contra los animales y las plantas en nombre de una llamada ‘superioridad’ del homo sapiens sobre otras especies de seres vivos. Es Recién en el siglo XX que se descubre que ello era un error, un camino de suicidio. Advierte esa visión arrogante y equivocada: “El hombre superior a todo”.

La Occidentalización tiene cosas buenas y malas, pero su intención totalizadora y absolutista, la descalifica.

Morín también critica los absolutismos en cualquiera de sus formas. Lo hace con el comunismo como con la derecha ultraliberal, buscando el consenso, el equilibrio rechazando una receta extrema como lo plantean tales posturas. Las justificaciones de unas teorías se fundamentan en el fracaso de sus antagonistas y no en el éxito de las mismas: el fracaso de las economías comunistas es el triunfo de los “Chicago Boys”.

El mercado mundial y la economía mundial llega junto a la masificación de los mass media (teléfono, televisión, radio, Internet) lo que resulta positivo en el campo cultural, el capitalismo y su desarrollo mundial permitirá una literatura mundial, todos los autores al alcance de todos. Y con ello se crea un mestizaje cultural. Un nuevo tipo de originalidad. Empero, Morin plantea que también es importante y vital preservar la singularidad de cada grupo. Plantea que es necesario en pro del equilibrio, la defensa de los estado-nación.


El optimismo de un pensador inconforme.

Morín es un intelectual muy crítico y severo con la realidad y al mismo tiempo un hombre que confía en el hombre. Es inflexible con el concepto de ‘desarrollo’, que tal como está estructurado ahora no es más que “pequeñas zonas de prosperidad para unas minorías y grandes espacios de miseria para las mayorías”. Y plantea que miseria es diferente a la pobreza. Pobreza supone una vida austera con dignidad mientras que miseria es una situación de dependencia absoluta y supone desprecio.

Ocurre, según Morin, que los países poderosos no tienen una “conciencia planetaria” para respetar la diversidad. Estamos en una crisis planetaria. Hay ausencia de conciencia
De un futuro posible. Hay desesperanza.

Pero de esa desesperanza, nace la esperanza. Hace un llamado para que las naciones más poderosas fomenten un nuevo mundo. Confía en la capacidad del hombre para resolver los problemas que él mismo ha generado, sustentando sus teorías en sus visiones holísticas del conocimiento, la misma que no cree en la separación de las ciencias y fundamenta que todas se afectan entre si y que es errado estudiar un fenómeno bajo la mirada de una sola ciencia. Morin, sociólogo y biólogo, plantea un principio natural para corregir un sistema que no tiene la posibilidad de resolver sus problemas vitales. Cuando ello ocurre el sistema se desintegra y se replantea. Busca una metamorfosis para reacomodarse a su nueva realidad. La oruga que se convierte en mariposa, deja de ser un ente terrestre para convertirse en aéreo, un feto que ha sido un ser anfibio, nace y se convierte en un ser que respira oxígeno. En estos casos la vida, la subsistencia, busca caminos para triunfar y eso también se aplica a las ciencias sociales.

Aquí me planteo una duda: ¿Es seguro que las dinámicas de la biología y la naturaleza respondan a las mismas que a los de otras esferas del conocimiento?

Hay dos posturas frente a las crisis:

a) salir adelante y superarla
b) retroceder más y empeorar.

Por lo planteado por Morin, parece que el confía en la primera posibilidad. Confía en que la creatividad es el mejor camino para ello. Posibilidades de nuevas soluciones, creativas, imaginativas que están dormidas en los seres humanos. Morin señala que algunos lo utilizan, como los artistas, quienes buscan caminos nuevos para manifestar nuevas formas de expresión. La creatividad tiene la posibilidad de resolver estos problemas y son las crisis las que van a forzar las metamorfosis de la sociedad: el fín de un mundo para crear otro.

Finalmente es oportuna la frase de Heiddegger para concluir su postura: (la respuesta) no se encuentra detrás de nosotros, se encuentra adelante”