viernes, noviembre 21, 2003

Con la hinchada a favor: Es lo mismo pero no es igual

Dicen que un equipo es grande también por su hinchada. No es coincidencia que en sudamérica, Brasil y Argentina sean los países con la hinchada más fervoroza y por supuesto, numerosa. En ambos casos, hay una simetría entre la calidad de su futbol y la calidad de su hinchada.

No es lo mismo jugar de local con una hinchada que alienta desaforada durante TODO EL PARTIDO, que hacerlo con un público pusilánime que no hace sentir su presencia ni al local , ni al visistante. El aliento de la tribuna es vital, sobre todo y especialmente cuando LAS COSAS ESTAN MAL. Es ahí, dentro de la adversidad, cuando un futbolista debe sentir ese impulso extra, sacar esa misteriosa energía alterna que le ofrece la hinchada. Es cuando se fusionan los corazones de los que estan en las tribunas con los que batallan en la cancha, que el futbolista sepa que hay miles de corazones que palpitan con ellos por el mismo objetivo. Pero esa energía se transmite con la garganta, con el grito incesante, haciendo que retumbe el estadio, haciendo que el equipo visitante sepa que es visitante. Que sientan el rocoto que le ofrece la hinchada adversaria.

En el Perú no ocurre eso. En el Perú la hinchada es un budín, o en el mejor de los casos, una torreja. Es mentira cuando los falsos patrioteros dicen que el publico peruano no merece tantos años sin mundiales de futbol. Claro que lo merece y todavía más. Para muestra un botón: durante casi todo el partido del Peru-Brasil el estadio monumental fue un cementerio. Parecía un partido en Miami, o en China. A través de la tele se escuchaba hasta el grito de los jugadores en la cancha pero desde las tribunas.... nada.

No han visto el partido que Chile perdió con Paraguay? Iban 46 del segundo tiempo y a pesar del marcador en contra y la derrota inminente su hinchada se oía magní­fica y estruendosa "vamos chilenos que tenemos que ganar"

Argentina le ha ganado a Brasil muchas veces con más cojones que futbol. Más de una vez cuando parecía que ya no tenían más aliento, el aregntino se siente reconfortado con la tribuna que lo respalda y alienta. Más de un futbolista lo ha afirmado: "Se siente maravilloso jugar con una gran hinchada que haga retumbar el estadio de puro aliento. Uno se emociona tanto y se siente infinitamente comprometido que saca fuerzas de donde no las tiene"

Jamás un hincha podrá meterse a la cancha para anotar los goles que se fallan los delanteros. Tampoco es cierto que el torpe se vuelva hábil porque le gritan desde la tribuna. Pero sí es cierto que, cuando un deportista se sabe respaldado por una tribuna alborozada, rinde con un extra. El juego es el mismo de siempre, pero ya no es igual.

Lamentablemente, en el Perú, el hincha promedio es un renegón fastidiado de ser peruano que va al estadio a ver como pierde su selección. El otro promedio lo conforman los turistas que sólo van a los partidos importantes, pero no para alentar a su selección sino a ver con la boca abierta a los ronaldos, a los rivaldos y a los kakás. Atónito, el pituco que no sabe nada de futbol, puede pagar 300 soles por una entrada y alucina esos partidos como ir a un concierto de U2 o los Rollings Stones.

Es irónico pero a veces imagino a los seleccionados peruanos viendo por tv los otros partidos (el de chile por ejemplo) desde la concentración y (lo veo clarito) a más de uno diciendo: mira, éso es hinchada! Y a otro replicando: Sí pues, pero nosotros jugamos por el perú, qué cosa quieres....

Para terminar diré que en un parque de lima, cerca al mediodia un señor le decía a otro algo como esto: qué voy a ir a alentar a esos malos de la selección, si fuera un equipo con el coraje de argentina o paraguay uno va con gusto, pero a estos desganados que los aliente su abuela.

Y más tarde imaginé a un futbolista mediocre diciéndole a otro: Con una hinchada como la peruana que sólo va para joder e insultarnos cuando las cosas salen mal, quién va a romperse el alma. Que se raje su abuela.