martes, julio 12, 2005

VIDA

(Dedicado con todo respeto y admiración a Chopi Borea)

Hoy visité a una amiga que está internada en una clínica. Tiene una enfermedad incurable y ella sabe que los doctores la han desahuciado. Es una enfermedad del carajo, jodida y dolorosa como ninguna. Y mi amiga, la está padeciendo. Empero, me sorprendió la actitud que ella ha tomado frente a esta situación. Ha cogido por el cuello a la adversidad y le ha dado vuelta. Cuando uno entra a su habitación, se encuentra con una mujer llena de vida y alegría. A pesar de la convalecencia por las potentes medicinas y los dolores producidos por la enfermedad, este valiente ser humano se esfuerza siempre por mostrar una sonrisa. Ella no quiere hablar de sus males, quiere hablar sobre el optimismo, sobre los desafíos y sobre el futuro. Ella trata, por todos los medios, de disfrutar de sus visitas: les conversa, les escucha, los ve, los toca. Les hace reír y por más increíble que parezca, siempre tiene una frase para inyectar ánimos frente a las adversidades.

Qué injusto puede ser el destino con una persona bienhechora por naturaleza. De veras, en este caso específico, nunca tan bien utilizada esta palabra. Esta es una BIENHECHORA verdadera, silente y abnegada. Recoge niños de las calles y los ayuda dándoles escuela y comida. Siempre ha estado involucrada en proyectos de ayuda social y poniendo el hombro donde se necesita. Es muy inteligente y dirige un importante colegio de Lima. Tiene muchas influencias en círculos de poder porque su familia pertenece a ese grupo de familias acomodadas. Y valiéndose de eso, siempre consiguió ayuda para los suyos: los más necesitados. Estoy seguro que el mundo estaría mucho mejor si hubiesen más personas como ella. Sin embargo, el jodido destino nos hace esta mala pasada.

Mi amiga trata de disfrutar al máximo el tiempo que resta, compartiendo con su familia y sus amigos. Las profesoras de su colegio se han organizado y han establecido turnos para acompañarla durante las noches. La han visitado sus alumnos y muchos amigos. Imagino que estos detalles, por más simples que sean, se hacen maravillosos, eternos e inolvidables para ella.

Luego de salir de su habitación, mientras caminaba por los alrededores, comencé a ver las cosas de manera distinta. Había recibido una clase maestra, una contundente cátedra sobre la valentía y el coraje, pero sobre todo aprendí a valorar lo que tenemos en lugar de lamentarnos por lo que no tenemos. Qué miserable puede ser nuestra actitud para no valorar este regalo maravilloso que es la vida, lamentándonos de pequeñeces y haciendo de un vaso de agua, un maremoto de grandes dimensiones. Y muchos (quizá yo sea uno de éstos) nos debemos de sentir empequeñecidos cuando hacemos de nuestros problemillas insignificantes, un asunto capital. Qué diminutos se ven, qué minúsculos, qué estúpidos podemos ser dándole importancia a asuntos como el orgullo, la vanidad, la ambición. Con su ejemplo, se ven ridículos nuestros códigos de vida, de los que nos sentimos tontamente orgullosos.

Mi amiga me dejó en claro que la vida hay que aprovecharla al máximo, meterse en ella sin temores, con zapatos y todo; lanzarnos sobre ella sin especular, esquilmándola, usufructuándola, sin temor a equivocarnos. ¿Y saben por qué? Porque no tendremos otra oportunidad para hacerlo. Ésta es la única.

No pensemos tanto en nuestro epitafio, porque eso no lo vamos a disfrutar. Vivamos este mismo instante, disfrutando de la rosa que ahora mismo adorna el jardín y de ese abrazo que felizmente podemos dar y recibir.

Recuerden que al final de todo, todos vamos a pasar muuucho tiempo durmiendo. Creo entonces, que el truco consiste en aprovechar la vigilia.


(Gracias, Chopi. Toda nuestra energía contigo)

MI AMIGA CHOPI HA MUERTO EL SABADO 8 DE JULIO de 2006 A LAS 7 DE LA NOCHE. SU RESISTENCIA -POR FIN- DIJO BASTA Y HOY POR LA MAÑANA ENTERRAMOS SU CUERPO.

te extrañamos...