lunes, abril 17, 2006

requiem para una mujer inagotable

Y el viento, el viento. Agitando tus pensamientos, arrimando tu mirada.

me dices: estoy triste porque el cielo esta gris y opaco. Yo te digo: No. El cielo esta gris y opaco porque tú estás triste.

triste melancólica mirada la tuya que enturbia la aguas diáfanas y que eclipsa los días soleados, la misma mirada que ansia esa paz que te han robado y que quieres recuperar en alguna mirada celeste como el cielo que hace un buen tiempo ha dejado de acompañarte.

¿y si sembramos hortalizas?

y si vivimos comiendo trufas, criando gallinas, cazando patos salvajes
y si vivimos con mochila en mano durmiendo en las estaciones de tren
y si almacenamos amor en nuestros bolsillos para dárselo a los mendigos de afecto

corre junto conmigo. arrobados y pertrechos, balas en la cacerina, memoria mnemotécnica, azufre, corbata, solsticio…

cuándo cómo dónde

tibia piel canela
tímida doncella tallada en mármol
cristales rotos, jirones del alma, hoja en blanco

Vuelve a tu sonrisa
Vuelve a tu sexo
Vuelve a tu vida
Durazno membrillo