domingo, abril 10, 2005

Eielson

Ha llegado a la ciudad de Lima la muestra ganadora del Premio Teknoquímica 2004 del poeta peruano Jorge Eduardo Eielson.

Exiliado por voluntad propia en Europa hace más de cuarenta años, Eielson es el poeta vivo más importante que tiene el Perú.

No he leído mucho la poesía de Eielson, salvo algunos poemas que disfruté al vuelo durante un largo viaje en bus. Sin embargo, lo poco que leí me gustó y hasta recuerdo haber hecho la promesa de conseguir un poemario suyo para que viva definitivamente en mi pequeña biblioteca que estoy tratando de hacer crecer.

Pero ahora no son sus poemas los que han llegado a la ciudad, sino sus trabajos plásticos, que según él, son otra forma de hacer poesía. Estos trabajos son un complemento poético a su poesía hecha en papel. Así lo define él.

Muchos artículos se han escrito sobre esta muestra (que incluye oleos y acrílicos sobre tela, telas sobre maderas y tejidos estampados y anudados) pero me parece que hay algo que los críticos no han dicho:que la propuesta de Eielson es un canto al equilibrio de fuerzas.

Equilibrio de fuerzas que encontramos en casi todas sus telas sobre madera y su serie de famosos Quipus. Toda la muestra transpira esa tensión, ese tira y afloja entre dos extremos en constante puja. Las distancias de los nudos en sus telas cruzadas son siempre equidistantes y están elaboradas con colores complementarios. Todo es parejo y compartido. Así lo he sentido, mientras caminaba por la galería, observando acuciosamente (por primera vez en mi vida me he demorado casi dos horas observando una muestra) deteniéndome muchos minutos frente a cada una de ellas.

Equilibrio de fuerzas que el poeta sostiene como eje de la vida.

No en vano el autor declara en una Conferencia (que los visitantes podemos apreciar en la muestra colocándonos unos audífonos y viendo la proyección que hacen en la pared) cuando le preguntan por los cambios radicales de su poesía que no puede definirse en un estilo definido: Él responde que escribe poemas alegres y tristes porque la vida está compuesta de eso: de tristezas y alegrías que van y vienen por nuestras vidas.

Tristezas y alegrías que luchan y pujan entre sí generando tensión. Esa es la propuesta de su obra y también su manera de entender la vida: no todo es tristeza, no todo es felicidad. Es una puja, (sus telas tensas siempre) pero que siempre encuentra el equilibrio de alguna manera arbitraria y muchas veces escapa a la simple interpretación lógica.

Entiendo entonces la frase que alguna vez alguien dijo:

El señor Eielson no tiene lectores. Tiene admiradores.