domingo, agosto 01, 2004

noche de verano

-¿Ya te enamoraste?

-No sé, creo que todavía no.

-Pues te recomiendo que lo hagas, se siente muy bien estar así.

-Acaso me estás estás diciendo que…

-Que ya estoy enamorado de ti.

-¿Y desde cuándo que lo estás?

-Decir exactamente cuándo es muy difícil, pero luego de aquella vez bajo la mesa hubo un vuelco en mis emociones hacia ti. Lo que estaba tibio, comenzó a calentarse y poco después estaba hirviendo.

-Lo que siento por ti todavía no ha llegado a ese estado de ebullición.

-Pues no sabes lo que te pierdes.

-¿Qué se siente?

-Es como tener fiebre.

-¿Fiebre?

-Fiebre, ni más ni menos. Pero es una fiebre que nos reconcilia con nosotros mismos y con el mundo. Es como tener una hipersensibilidad y cada cosa que te ocurre, te sucede el doble.

-Dices que comenzaste a enamorarte después de aquella vez bajo la mesa. Eso fue hace mucho. Habíamos acordado que nos contaríamos todo inmediatamente ni bien ocurra.

-Lo que sucede es que recién me he percatado de ello, o mejor dicho, recién he terminado aceptando que todos los indicios que tenía, eran, efectivamente, el amor.

-Y cuándo supiste, o mejor dicho, cuándo te convenciste de que ya lo estabas.

-Esta mañana, en mi oficina. Mientras sostenía una importantísima conversación telefónica sobre un negocio que decidiría mi futuro. Durante la charla estuve muy tenso, oyendo detenidamente las objeciones de mi interlocutor y dando las respuestas precisas para disolver las dudas que tenía sobre el negocio.

-Y eso, qué tiene que ver conmigo

- Entonces, siempre que estoy hablando por teléfono tengo una especie de tic o manía que consiste en hacer dibujos sobre una hoja de papel en blanco. No son más que líneas sin sentido dibujadas por mi subconciente. En algunos casos círculos y cuadrados mal hechos, otras veces simplemente garabatos amorfos que salen solos, mientras mi atención está puesta en el teléfono. Pero en esta oportunidad, cuando terminé de hablar, contento porque el resultado de la conversación fue el que yo esperaba, descubro sorprendido que sobre la hoja en blanco, por primera vez en mi vida no había dibujado figuras sin sentido. Por el contrario, esta vez no había que hacer ningún esfuerzo para distinguir claramente tu nombre escrito con mayúsculas destellando sobre el papel. La conclusión era evidente: en el momento más importante de mi triunfo, durante ese importantísimo negocio, tú estuviste a mi lado. Mi subconciente te evocó y llegaste a través de tu nombre y todavía en mayúsculas. Fue entonces cuando me convencí.

-Lo que dices es muy bonito.

-Lo que digo es cierto. En un principio me sorprendí de ver lo que había escrito mi subconciente. Luego no me quedó más que reirme y aceptar que ya estaba enamorado.

-¿Y crees que eso es bueno?

-Es mejor que sólo tener sexo. Más aún, el sexo es mucho más intenso cuando estás enamorado.

-Pero estando enamorado también te vuelves vulnerable, suceptible y frágil. Suponiendo que se acabe esto que nos está pasando, tú saldrás más lastimado.

-Totalmente de acuerdo. Estoy confiándote mis emociones, mi sangre, mis sueños, mi vida, mi fuego y hasta mi muerte.

-En otras palabras, estás en mis manos.

-Estoy en tus manos.

-¿No te da miedo?

-He decidido correr el riesgo.

-Me gusta cuando hablas. Lo que debería ser una defecto, en tus labios se transforman en una virtud. Yo siempre había pensado que en una relación, lo mejor que podía pasarme era que la otra persona se enamore de mi, antes que yo me enamore de ella. Estaba convencida que en una relación era más importante ser amada, que amar. Pero con unas cuántas palabras haces tambalear mis convicciones y además tienes la cara de decirme que cuando hacemos el amor tú lo disfrutas más porque estás enamorado y yo no. Tengo ganas de golpearte pero también de darte un beso.

-En este caso, tanto el beso como el golpe, para un enamorado, son lo mismo.

-Yo también quiero estar igual que tú. Igual de enamorada y sentir todo eso que dices.

-Entonces bésame. Quizá después de este beso resultes profundamente enamorada.

-No perdamos tiempo entonces.