lunes, julio 11, 2005

yo, del norte; tú, del sur (o mejor dicho:yo de macondo y tú de new york)

Estoy muerto.
Al pie de la letra muerta
En un cadalso muerto
Gente muerta
Coloca sobre mi cuello muerto
El nudo de una soga muerta
Estoy muerto.

Una pala se estrella una y otra vez sobre la tierra muerta
Sacando tierra de la tierra
Haciendo un profundo agujero muerto
Donde entrará la caja muerta
En cuyo interior mi cuerpo muerto está muerto

Vestido con un impecable traje negro
El muerto antes de ser sepultado recibe el homenaje de su novia viva
La mujer que lo amó retira de su cuello muerto el collar que él le dijo que lo use cuando se haya muerto
Lo sostiene en sus manos vivas y lo ajusta sobre su cuello vivo
Lágrimas negras resbalan por sus mejillas
Se estrellan contra el cemento y horadan el piso.
Entiendes?
Estoy muerto. Muerto. Muerto, muerto, muerto.

Sobre el cielo apocalíptico
La estela de un cometa final acribilla el alma de los ilusos
De los locos que se emocionan recogiendo una flor y oliendo su fragancia justifican la vida
De los que encuentran miradas distintas en las pupilas del ser que aman
De los que repiten un nombre embriagados de felicidad con el simple hecho de mencionarlo
De los que revientan como un globo cuando son defraudados
De los que no sirven para acoplarse a la vertiente que ahora gobierna el mundo
De aquellos que son capaces de pasar toda una vida tomado de la mano del amor de su vida
Únicamente observando el mar y alimentándose de su brisa
De los que aún no descubren que el amor es la mentira más hermosa del mundo
De esos estúpidos hijos de puta que ya no tienen cabida en este mundo
Y que como los dinosaurios
Desaparecerán para siempre

Cojo mis bártulos (muchas hojas en blanco impermeables y un lapicero de tinta líquida inacabable) y me voy al mar para no volver nunca jamás.

Y los habitantes del infierno en medio del fuego que los calcina exclamarán sorprendidos: blate, blate, blate.

Muchas lunas después
Cuando estés cicatrizada
Y la distancia haya menguado el dolor
Sujetando un collar entre tus manos
Mirarás el cielo estrellado
Y tus pupilas brillarán recordando a un poeta muerto.