viernes, diciembre 02, 2005

El Boris está machito!

Mi novia se llama Polola y tiene un gato que se llama Boris, cuyo valor original de tres soles con el que fue adquirido ha crecido tanto hasta ser considerado invaluable. Boris estudia computación en el instituto superior cesca, donde asiste puntualmente lunes, miércoles y viernes de 6 a 8 de la noche. Boris llega a clase con una mochila ploma y con una lonchera áladin de Basa, en cuyo interior hay un hígado de pollo crudo para su refrigerio. Se sienta en la primera fila y anota todo lo que indica el profesor en su cuaderno amarillo que le compró su madrina Polola.

A Boris le encanta hacer sus tareas y sus prácticas en la computadora de Polola, y si bien es cierto que está en octavo ciclo y no es ni siquiera bachiller, es, en cambio, un profesional en conchudez porque nunca respeta nada y a pesar que la Polola está trabajando, se mete a la fuerza arrimando a la dueña y se pone a teclear como un loco porque se cree un monstruo en computación a pesar de no estudiar en Cimas.

Boris estudia computación pero no le bastan los cursos básicos, sus ambiciones no se detienen y ahora ha salido con que quiere ser ingeniero de sistemas. Las ambiciones del gato Boris son opuestas a las del gato Ángel, el otro gato de Polola, que es mecánico en el taller de la vuelta de su casa y en cuyas paredes están pegadas todas las gatitas de OJO.

Ángel es opuesto a Boris en todo sentido.

Si Boris es joven, Ángel es viejo. Si Boris es estudioso y quiere ser un profesional destacado, Ángel es relajado y nunca le gustó estudiar y por eso trabaja en el oficio mecánico. Uno se va impecable a sus clases de computación y el otro siempre está lleno de grasa y tierra.

Pero también es verdad que Boris es medio lorna y muy tímido con el sexo opuesto. Ángel, en cambio, es un bandido, enamorador y peleonero. Mientras Boris hace cuadros estadísticos en excell y elabora complicados diseños en power point, Ángel se sube a los techos vecinos y le da serenata a algunas gatas de cascos ligeros y maridos celosos. Es entonces cuando el Ángel se aparece todo magullado y con heridas profundas, pero con el orgullo inflado de haber conquistado a más de una gatita calentona que ronronea por las noches.

Uno es un aplicado estudiante y el otro un callejero de mucha astucia. Boris y Ángel. Los gatos de Polola.

Sin embargo un acontecimiento sorprendente ha ocurrido en la casa de Polola que ha hecho que las cosas cambien radicalmente. El Boris de un tiempo a esta parte se ha vuelto machito. Ha crecido y su atracción por el sexo opuesto ha llegado a su pináculo. Por eso cuando llego del trabajo a visitar a mi novia, la dulce Polola con sus ojos enormes cual luceros, me canta siempre el mismo estribillo: “el Boris está machito, el Boris está machito, el Boris está machito”